lunes, 6 de junio de 2011

Era como el sol a la mañana, luna blanca en soledad, prohibida entre las manzanas. Era la lluvia de madrugada, cálida como un fogón. Era fiera como una pantera y suave como el algodón. Era siempre primavera.
Pero se marchó, se fue por donde había venido y no volvió. Y me ha dejado con dos tazas de café, un papel que dice adiós y una foto de carnet.

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